Una breve historia del anarquismo español, 1868-1915







¿Qué es el anarquismo? 

El anarquismo no es un estado social en que no hay leyes y el caos domina todo, sino un sistema teórico político que ha tratado de establecer agresivamente lo que escribió Henry David Thoreau: "The government is best which governs least." De este modo, el conocido padre del anarquismo, el ruso Mikhail Bakunin, declaró "Even when it commands the good, [un gobierno] makes this valueless by commanding it; for every command slaps liberty in the face" (Bookchin 26). La filosofía ácrata postula que los seres humanos son capaces de llevar al cabo una sociedad de prosperidad y paz sin una estructura administrativa y artificial impuesta arriba de ellos. Esta sociedad--claramente utópica--sería entretejida por relaciones e intercambios voluntarios y también por la creencia compartida de lo bueno colectivo. "Strictly speaking, anarchism means without authority, rulerless--hence, a stateless society based on self-administration...Anarchism is a great libidinal movement of humanity to shake off the repressive apparatus created by hierarchical society" (Bookchin 17). De la misma manera en que se ve cualquier gobierno como una autoridad y así la cima de una jerarquía social, la mayoría de los anarquistas también rechazaba la existencia de Dios.

El anarquismo está vinculado frecuentemente con la violencia y el terrorismo; sin embargo, la verdad es que más gobiernos (supuestamente) democráticos e igualitarios han ejecutado a los anarquistas--a veces sin un juicio--que los anarquistas han matado por su parte. No obstante, Bakunin recomendó el uso de violencia para anarquizarse el sistema político-social que existía para cambiarlo al anarquismo. (En España, estos actos del terrorismo fueron llamados atentados.) Lo interesante es que ambos Bakunin y Kropotkin previeron una organización pequeña de liderazgo en sus épocas posrevolucionarias.

¿Por qué España? Aunque el anarquismo era un desarrollo político que tenía influencia en muchos países europeos y americanos durante la segunda mitad del siglo XIX, se puede decir sin miedo de equivocarse que solamente en España ocurría una manifestación ácrata que duraba como movimiento por más de sesenta años y representaba una verdadera amenaza para el régimen antiguo. El anarquismo español era de tan fuerza y complejidad que, a diferencia de otras manifestaciones nacionales, produjo conflictos internos entre diferentes escuelas ácratas y aun su propia ideología estética. Entre los autores canónicos de la época que participaron o coquetearon en el anarquismo español se encuentran Ramón de Valle-Inclán, Miguel de Unamuno , «Azorín» y PíoBaroja--los cuatro miembros más ilustres de la llamada Generación de '98.

El anarquismo duraba como fuerza política y social en España entre 1868 y el estallido de la Guerra Civil (1936-1939). Durante este periodo, el anarquismo era más organizado y formidable entre los años 1880 y 1915, pues la guerra mundial y luego el advenimiento de los regímenes totalitarios de Primo de Rivera (1923-1930) y de Francisco Franco (1939-1975) aseguraron que la mayoría de la resistencia política fue oprimida o eliminada. En cuanto al desarrollo prodigioso del anarquismo español, muchos historiadores han cuestionado ¿por qué ocurrió tan extensivamente en este país en lugar de otros? Como plantean Gerald Brenany Raymond Carr, el movimiento obrero ya había existido antes de la famosa llegada del anarquismobakuninista en el otoño de 1868; aún más, la resistencia dura de los industrialistas en contra de los nuevos sindicatos sólo aumentaba el alejamiento de los obreros y su creciente afinidad con el radicalismo. Además,como nos señala Carr, "Whereas socialist unionism tended to appeal to established workers, anarchism was always to attract the new recruits to industry, the rural workers caught in a strange impersonal world, and the artisan displaced and pauperized by industrialization...Sometimes anarchism seems...a protest of the members of a traditional society against the inroads of capitalism" (57). Así Carr caracteriza una gran parte de la identidad de las bases del anarquismo, pues durante la segunda mitad del siglo XIX muchos campesinos llegaban a los centros industriales de España--principalmente Madrid, Bilbao y Barcelona.

La otra manifestación del anarquismo que ocurrió en las zonas rurales de Andalucía ha sido definida como un movimiento social "primitivo" con distintas tendencias milenarias (Hobsbawm 78-9, 83). Brenan nos apunta que la ideología ácrata fue llamada sencillamente "la idea" en Andalucía y "was carried from village to villageby Anarchist 'apostles'" (157). La novela de Vicente Blasco Ibáñez, La bodega (1905), nos presenta el movimiento rural y unos de estos apóstoles llamado simbólicamente Fernando Salvatierra. En el campo, entonces, la influencia religiosa y visiones apocalípticas-revolucionarias tuvieron más que ver con lo que pasó en Andalucía que en las zonas urbanas. De hecho, muchos de los prominentes anarquistas madrileños y catalanes rechazaron catagóricamente la existencia de Dios y así era dificilísimo coordinar los programas de los movimientos rurales y urbanos. El principio ácrata de suma transcendencia era que cada sindicato oregión podía participar en el movimiento por su propia elección; de esta manera, "This freedom of choice has certainly acted often to the advantage of the Government, who have been able to suppress anarchist movements at their leisure in one province after another" (Brenan 146).

Otro factor que ayudaba el desarrollo del anarquismo español al fin de siglo era la presencia extendida de nuevos periódicos y revistas de la naturaleza política e intelectual en las cuidades. Sobre todo, la revista madrileña llamada La revista blanca publicaba muchos ensayos críticos sobre temas políticos, sociales y literarios. El historiador George Richard Esenwein ha planteado que La revista blanca era "the longest-running and perhaps most influential anarquist periodical in Spanish history" (202).



El movimiento ácrata urbano

A diferencia de otros movimientos políticos, es posible señalar con precisión cuando el anarquismo bakuninista comenzó en España. El 24 de noviembre de 1868, un agente y amigo de Bakunin llamado Giuseppi Fanelli llegó a Barcelona y organizó la primera reunión ácrata para formar una delegación de obreros españoles y luego incluirla en el comité de la AIT (la Alianza Internacional de Trabajadores). Antes de la ruptura entre Bakunin y Carlos Marx en 1871-72, la facción bakunista participaba activamente en las reuniones de la International. Y aunque Fanelli no podía hablar español, en una mezcla de francés y italiano comunicó bien a más de veinte intelectuales y líderes de sindicatos su mensaje de la maldad de autoridad política. Entre los participantes estaba Anselmo Lorenzo, el "abuelo del anarquismo español". A pesar de la barrera lingüística, Lorenzo escribió que: "No sólo nos identificamos con sus pensamientos, sino que merced a su mímica expresiva llegamos todos a sentirnos poseídos del mayor entusiasmo" (El proletariado militante 20). Antes de su regreso a Suiza, Fanelli también organizó un núcleo ácrata en Madrid. Sin embargo, según Lorenzo, los dos centros urbanos de los anarquistas no eran iguales. En esa época, Barcelona era más industrial que Madrid. De este modo, cuando una gran parte de la población se convirtió pronto al anarquismo no se debió, según Lorenzo, a la actividad madrileña, sino a la de Cataluña (El proletariado militante 32-33). Así pues entre los años 1868 y 1870, el número de socios de la rama española de la Internacional fundada por Fanelli crecía de veintiuno a más de quince mil.





Esta fotografía presenta algunos participantes de la primera reunión ácrata en España--la famosa reunión organizada por Giuseppi Fanelli (1827-1877). Fanelli era un anarquista italiano y un buen amigo de Mikhail Bakunin. Fanelli llegó a Barcelona en octubre de 1868 y se quedó hasta febrero de 1869, dejando literatura anarquista. De izquierda a derecha, en pie: Fernando Garrido, Elías Reclus, Arístides Rey y Giuseppi Fanelli. Sentado, José María Orense.

Tomado de Anarquismo y revolución en la España del XIX por Clara E. Lida, página 128.

En 2 de septiembre de 1872, Bakunin fueexpulsado de la AIT y el anarquismo perdió mucho prestigio y fuerza a través de canales populares. No obstante, el anarquismo seguía expandiéndose en los centros urbanos europeos. La actividad ácrata y la promesa de más organización obrera en Madrid y Barcelona coincidieron con la segunda guerra carlista en 1872; por causa de esta creciente radicalización y la vulnerabilidad del gobierno, mucha persecución en contra de los anarquistas españoles comenzaba en los años 1870. Algunos líderes como Anselmo Lorenzo tuvieron que exiliarse a Portugal y el movimiento se vio obligado a pasar más a la clandestinidad. En esta época la rama inició por Fanelli se dividía en varias organizaciones, a veces más vinculadas al socialismo o al sindicalismo y al anarcosindicalismo. Entre las organizaciones más conocidas eran: la FederaciónAnarquista Ibérica (FAI); el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fundado en 1879; la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), 1881-1888; y la Unión General de Trabajadores (UGT), fundada en 1888. (La famosa Confederación Nacional de Trabajo [CNT] se formó en 1910 y tenía mucha influencia antes de la Guerra Civil.)

Es curioso observar que esta aparente desorganización del movimiento ácrata se convertía en una ventaja enfrente de los varios periodos de represión estatal: cada vez que la policía o el ejército disolvió una huelga con fuerza, o un juez aprobó la pena de muerte para un anarquista con el consentimiento estatal, las varias organizaciones del movimiento se inspiraron con nuevo ímpetu y luego re-coordinaron sus esfuerzos. La postura anti-nacionalista de los anarquistas aumentaba esta elasticidad, pues la persecución de líderes sindicalistas y anarquistas en otros países servía para crecer un sentido de cofradía que se extendía a través de líneas nacionales. El caso del motín de Haymarket Square en Chicago EEUU, en mayo de 1886, fuerepresentivo de esta motriz, porque mucha protesta internacional estalló tras de las ejecuciones brutales de cuatro presuntos anarquistas, todos condenados a muerte sin prueba de su participación en el atentado.


Movimiento obrero de Chicago 1886


El motín de Haymarket y después.
Un artículo del Chicago Tribune, el 12 de noviembre de 1887.



Este artículo describe el proceso del linchamiento de los cuatro anarquistas por las autoridades. Fue un linchamiento público y algunos de los cuatro hombres--August Spies, A.R. Parsons, G. Engel y Adolph Fischer--gritaron eslóganes anarquistas antes de su muerte.






Entre los años 1880 y 1910, el mundo era testigo de mucha actividad ácrata; sin embargo, no cabe la menor duda de que los hechos que recibían la más publicidad fueron los actos terroristas--o atentados--cometidos por los anarquistas. Estos atentados no representaban la desesperación del movimiento, pues el propioBakunin ha abogado el terrorismo como parte de su programa para anarquizarse una sociedad. Unidos con huelgas generales, los atentados pueden incitar a los proletariados "as to awaken them from the apathy thought to be the result of centuries of oppression...the anarchists resorted to violence and force because they were viewed as a necessary means to an end" (Esenwein 168). Por supuesto, el terrorismo también servía para reafirmar la idea del peligro enorme representado por la anarquía desde la óptica del gobierno y del público en general, y así seguía justificando la represión atroz por las autoridades. Entre los actos terroristas más conocidos y asombrosos eran: el atentado del Teatro Liceu en Barcelona--un nuevo edificio que fue percibido por los anarquistas como un simbolo de la burguesía--en 7 de noviembre de 1893;


El Día (Madrid. 1881). 8-11-1893_Página_1

La Dinastía (Barcelona). 11-11-1893_Página_1

La Dinastía (Barcelona). 8-11-1893_Página_2

La Dinastía (Barcelona). 9-11-1893_Página_2


La Dinastía (Barcelona). 10-11-1893_Página_2

La Dinastía (Barcelona). 11-11-1893_Página_2

La Dinastía (Barcelona). 9-11-1893_Página_1

La Dinastía (Barcelona). 9-11-1893_Página_3












el atentado de la Procesión de Corpus Christi en la Calle de Cambios Nuevos en Barcelona en 7 de julio de 1896;

El Imparcial (Madrid. 1867). 8-7-1896_Página_3

El Imparcial (Madrid. 1867). 8-7-1896_Página_3

La Correspondencia de España. 8-7-1896, n.º 14.033_Página_3

La Época (Madrid. 1849). 9-7-1896, n.º 16.559



 y el asesinato de Antonio Cánovas del Castillo por un anarquista italiano en 8 de agosto de 1897. A pesar de la crueldad de estos atentados, algunos historiadores han sugerido que los primeros atentados de 1890-92 fueron actos amenazadores y simbólicos más que nada; los atentados posteriores que mataron a los ciudadanos pueden ser vistos--según estos historiadores--como una reacción en contra de la creciente brutalidad de las autoridades (véase, por ejemplo, Bookchin 121-22).









ATENTADOS ANARQUISTAS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX


La actividad ácrata urbana se culminó en 1909 durante el dicha Semana Trágica. En julio de ese año, los anarquistas y algunos sindicatos obreros organizaron una huelga general en Cataluña; aunque la huelga tuvo mucho éxito en Barcelona y en varios pueblos catalanes, no se extendió fuera de la región. Asimismo, la represión de los obreros por la policia produjo lo que el eminente historiador Raymond Carr ha identificado como "a muddled, confused affair of street demonstrations, a strike, and an outburst of church burning... [pero] ...the Tragic Week was not a social revolution. It was a revuelta, a revolt" que debilitó al gobierno y ayudaba el establecimiento de los régimenes militares de los años posteriores (75-77).

Es importante que notemos que el programa anarquista español no se manifestaba como algo puramente político, sino el movimiento ofrecía nuevos conceptos en términos del arte y la educacción. Varios críticos y artistas ácratas--como, por ejemplo, Leopoldo Bonafulla, Teobaldo Nieva y Verdes Montenegro--formulaban una nueva estética ácrata en cuanto a las artes plásticos. Asimismo, antes de su ejecución por el gobierno, Francisco Ferrer (1859-1909) estableció la famosa y progresiva Escuela Moderna en que no existía ningunas preferencias de la clase y la doctrina religiosa no era diseminada a los estudiantes. Aunque Ferrer no era un anarquista muy pronunciado, entre sus amigos eran los anarquistas de la línea dura, Anselmo Lorenzo y Mateo Morral. En 1906, Morral tiró una bomba al rey de España y este suceso llevó al encarcelamiento de Ferrer y a su muerte tras los estallidos de la Semana Trágica. De esta manera, yo creo que una conclusión general puede ser ofrecida en que la práctica de violencia por los anarquistas--aunque un medio para lograr un fin--servía más para debilitar la implementación de sus programas más que avanzarla.


La teoría estética ácrata, según Lily Litvak.

(La mirada roja: estética y arte del anarquismo español (1880-1913). Barcelona: Ediciones del Serbal, 1988. 76-77):


a) Entre los hechos característicos que esta ética implica, está la reaparición de una función ético-social del arte. De acuerdo con ésta, se exige el reconocimiento de la clase deposeída, de su lucha social y de sus ideales en la creación artística.

b) De este hecho deriva la crítica a un arte que pretende vivir de valores puros. Tal arte se considera propio de una clase en decadencia: la burguesía.

c) Esta estética pretende liberar al arte de todo tipo de canon estético.

d) Se pretende que el arte esté inmerso en la vida y siga orgánicamente el desarrollo del hombre en su progreso a la Anarquía.

e) La estética libertaria valora más el acto creador que la obra creada...De ahí proviene una desmitificación de la obra artística consagrada, así como de los lugares donde se coleccionan: museos, salones, galerías.
f) Se postula el valor del artista espontáneo por encima del profesional.

g) Esta estética intenta liberar a la obra de arte de su calidad de mercancía sujeta a las leyes económicas de la sociedad.

h) Se considera al arte muchas veces en su contexto sociológico. Puede ser un arte individualista pero no alienado de la historia humana.

i) De esta estética deriva una noción colectiva, popular, del arte. Empleamos la palabra popular refiriéndonos a que es del pueblo, no sólo en el sentido de que éste lo origina, sino también en la manera como se propaga y como participa en sus formas de existencia.

j) Al plantearse en esta estética el problema de la naturaleza del arte destinado a estratos sociales antes excluidos, se plantea también otro concepto de "artisticidad", que se extiende a formas a los instrumentos y útiles de la vida contemporánea en rápida mutación.

k) Hay un natural desprecio a un arte que no sea "útil", y se reafirma la artisticidad de aquellos campos más incorporados a la vida social: la arquitectura, la urbanística, por ejemplo.

l) Se rehabilita la noción del trabajo como arte.

m) De este concepto se parte para la revalorización artística de la maquinaria, con respecto a sus formas, su función y las características de sus productos. Es así como por primera vez, en la estética moderna, el mundo de la máquina, relegado por el capitalismo burgués al utilitarismo, afirma no sólo su potencia, sino además, su significación creadora humana a través de la interpretación artística.

n) La apreciación de la tecnología debe ser considerada en esta estética bajo otro aspecto más, su influencia en la creación y difusión artística masiva, que permite llevar a todos y por todo el arte. Ello da como consecuencia una praxis artística que permite la accesibilidad del goce y la creación artística a todos.

El anarquismo rural en Andalucía

 En los años 1880, el movimiento anarquista se desarrollaba también en el campo andaluz con características bien diferentes. Es importante notar que esta manifestación sólo era ligeramente anarquista, con raíces más sociales (aun religiosas) que políticas. De hecho, la mayoría de los campesinos estaba acostumbrada a llamar su programa de reforma social «el comunismo libertario». Hasta esta época, la región andaluz había mantenido un sistema social básicamente feudal con los índices de analfabetismo más altos del continente europeo, propietarios ausentes que dominaban la tierra con la aprobación de la iglesia y una población pobre y abyecta. El anarquismo aquí--o «la idea», como lo identificaban «los apóstoles» que diseminaban varios aspectos de la ideología--se desarrollaba enfrente de la cuestión de la reforma agraria y para ofrecer un desafío a la introducción de programas económicas más relacionadas con el capitalismo. Aún más, como nos indica el etnógrafo Julian Pitt-Rivers, la estructura social andaluz fomentaba la atracción que el anarquismo ejercía sobre la gente rural:

 "The concept of the pueblo
 asthe unique political unit was so deeply imbedded in the outlook of the peasants that it became a cornerstonein the Anarchist policy. The Anarchists sought, in fact, not to break this political monopoly, but rather to become empowered with it and to eliminate the governing class [los propietarios ausentes y líderes politicos de los centros urbanos]..." (17).

Además, cuando las primeras indicaciones de la radicalización de los obreros se aparecían en los años 1840, el gobierno inauguró en 1844 un sistema de vigilancia muy injusto y discriminatorio a los proletariados: la Guardia Civil. Típicamente, esta Guardia Civil sacaba el control en un pueblo, y a través de la cooperación de los propietarios y la práctica del caciquismo, llegaba a dominar a los obreros en mayor medida. Sin embargo, la presencia de la Guardia aumentaba inadvertidamente el descontento del pueblo más por sus tácticas torpes que su caciquismo. "A force apart, increasingly detested, the Guardia became easily unnerved and trigger-happy, escalating minor protests into riots and riots into insurrections. Whatever support the revolutionary groups could not mobilize with their literature and oratory, the Guardia gained for them with their carbines" (Bookchin 95).

El movimiento andaluz se culminó en el episodio de la Mano Negra (1882-84)--un nombre bien siniestro inventado por la policia de Jerez de la Frontera. Supuestamente, la Mano Negra era una sociedad secreta de asesinos ácratas que intentaba matar a los ricos y a otras personas que no estaban de acuerdo con su ideología. En realidad, la Mano Negra fue una excusa por los propietarios y sus siguientes para aplastar la mera asociación de obreros en el nombre del orden social hacia el bandolerismo. En 1882 y 1883, cada crimen fue atribuido a esta organización secreta, y el progreso publicitado de varios juicios producía miedo y odio en las clases burguesas en todo el país (Kaplan 129). A veces, la prensa sugería que esta conspiración utilizaba la complicidad de la gente decente de los centros urbanos y algunos traidores de los obreros.





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Tomado de: Lida, Clara E. Anarquismo y revolución en España del XIX. Madrid: Siglo XXI de España editores, S.A., 1972, página 263

Lo claro es que la invención de la Mano Negra efectivamente aplastó la radicalización rural por algunos años, aunque no se acabó completamente. Por ejemplo, una revuelta muy grande ocurrió en Jerez de la Frontera en enero de 1892; sin embargo, según muchos testigos, la manifestación no demostraba mucha organización ni dirección y las autoridades les aplastaron a los obreros muy fácilmente (esta revuelta ineficaz ha sido retratada memorablemente por Vicente Blasco Ibáñez en su novela, La Bodega). También, en 1932 una insurrección pequeña guiada por un viejo anarquista llamado Seisdedos estalló en el pueblito Casas Viejas. Este pueblito, cerca de Jerez de la Frontera, fue el escenario de una matanza pesadillesca por la parte de las autoridades en la cual más de quince personas--incluyendo niños--fueron ametralladas.




Casas Viejas, Represión de una insurrección rural anarquista

 Un escándalonacional siguió. Murray Bookchin escribe que el caso de Casas Viejas "crystallized all the frustrations, resentments, and barbarities that finally caused the government to resign nine months later" (247).

Más información Andalucía y el anarquismo (1868-1936)

El movimiento obrero y sus orígenes en Andalucía


1868 – 1870. Los primeros años


DE FANELLI A ANGIOLILLO


Giuseppe Fanelli

El anarquismo en el estado español del s.XIX

Por Francisco de Paula Fernández Gómez


1868  1870. Los primeros años


Fundación de la AIT: El 28 de septiembre de 1864, en una assemblea pública celebrada en Saint Martin's Hall de Londres (Inglaterra)

                En el verano de 1863, en el londinense Saint-James Hall, se reúnen asociaciones obreras de Francia e Inglaterra, junto a emigrados de diferentes estados, en un acto a favor de la independencia de Polonia. Este primer encuentro fue el germen para la creación de la Asociación Internacional de los Trabajadores un año después en Londres, La Internacional había nacido. En un inicio dentro de La Internacional coexistieron diferentes tendencias, desde el tradeunionismo reformista de Inglaterra, a posturas mazzinianas de los dos delegados italianos, pasando por otras posturas más socialistas y proudhonianas, principalmente por parte de los delegados franceses. Al poco de su fundación Marx entró en dicha organización, saliendo, en cierta manera, del olvido tras el Manifiesto Comunista. En los años 1866 (Ginebra) y 1867 (Lausana) se celebraron dos Congresos de la A.I.T, con resultados bastante pobres desde el punto de vista revolucionario, ya que sus resoluciones no abandonaban la línea reformista  posibilista.

                Las primeras referencias sobre la Internacional en el estado español no tardaron en llegar, aunque con escaso éxito. Aun así el semanario El Obrero pese al nombre no podemos considerarlo como una publicación 100% obrera- dirigido por Antonio Gusart se hizo eco de la fundación de la Internacional.

                En septiembre de 1868 se celebró el III Congreso de la AIT, mientras en el estado español se consumaba la sublevación de Cádiz que derrocaría al régimen Borbónico. En ese congreso podemos destacar la presencia de un delegado del estado español, Antonio Marsal, en representación de la Legión Ibérica,sociedad de tipo carbonaria constituida por Fernando Garrido, el cual posteriormente ayudaría a Fanelli a establecer contactos que originarían los primeros núcleos de la AIT en el estado. Al finalizar este congreso el 22 de Septiembre, en Berna, se celebró el segundo congreso de la Liga por la Paz, organización que intentaba evitar una guerra en Europa, la cual se palpaba en el ambiente. En ese congreso, al igual que en el primero celebrado en 1867, participó Mijail Bakunin, exponiendo sus ideas colectivistas. Las resoluciones presentadas por esta tendencia no fueron aprobadas, gracias a los votos de demócratas liberales y los marxistas alemanes. La minoría resultante se reunió en un Congreso para la creación de la Alianza de la Democracia Socialista. Sus estatutos, de corte colectivistas, se aprobaron, así como la adhesión de dicha organización a la AIT, centrándose en aspectos filosóficos y dejando a la AIT temas de carácter económico y social. También se resolvió el envío de la adhesión al Consejo General de Londres de dicha organización, a la par que se preparó el viaje a Fanelli al estado español para crear núcleos de la Internacional y de la Alianza de la Democracia Socialista.

                Tras la consumación de la Revolución de 1868, más conocida como la Gloriosa, se abrieron las expectativas de poder difundir las ideas de la AIT y de la Alianza de la Democracia Socialista, ya que la represión anterior disminuyó. Aun así, pese a la apertura del régimen español, en las elecciones de enero de 1869 la coalición unionista-progresista-demócrata resultó victoriosa, aunque la presencia de diputados republicanos federales fue importante (80 diputados), destacando también una treintena de carlistas, así como algún diputado monárquico alfonsino.

                Fanelli partió de Génova a finales de 1868 con destino a Barcelona, llegando a la ciudad a mediados de noviembre. Allí anteriormente la Alianza envió a Elías Reclus y a Aristide Rey en un viaje informativo, aunque al parecer estos dos enviados eran simpatizantes del republicanismo federal, haciendo que su viaje no se enmarcara del todo con el objetivo de la Alianza, que en muchos aspectos era contrario a ese tipo desimpatías con republicanos federales aunque el punto 4º de su programa puede dar lugar a equívocos, véase anexo 1-. Aun así, tras llegar a Barcelona, Fanelli estableció contacto con ellos dos, los cuales participaban en una gira de propaganda con diferentes elementos republicano-federales, destacando Fernando Garrido y José María Orense . Fanelli se sumó a la gira, pero la abandonó y se dirigió a Madrid, entrando en contacto con Guisasola, director de la publicación La Igualdad. Al parecer este contacto lo pudo tener gracias a Elías y Aristide, aunque también por parte de F. Garrido, o incluso por parte de Mazzini antes del viaje a España Fanelli le pidió ayuda para su labor-, el cual en la década de los 50 vivió en Madrid y contaba con algunos contactos. Sea como fuere, Guisasola le puso en contacto con el joven Julio RubauDonadeu, que a su vez le puso en contacto con un grupo de jóvenes obreros y artesanos del Fomento de las Artes de Madrid, los cuales tenían simpatías por las ideas proudhonianas que, entre otros, Pi i Maragall había introducido en España gracias a las traducciones de algunas obras de Proudhon. En ese núcleo destacaban personas como Tomás González Morago.

                Tras estos primeros contactos en Madrid se estableció una reunión en la casa de Donadeu. Según Anselmo Lorenzo, que por aquellas fechas residía en Madrid, (Fanelli) era éste un hombre como de cuarenta años, alto, de rostro grave y amable, barba negra y poblada, ojos grandes y expresivos (...). Su voz tenía timbre metálico y era susceptible de todas las inflexiones apropiadas a lo que expresaba, pasando rápidamente del acento de cólera y de la amenaza contra los explotadores y tiranos, para adoptar el del sufrimiento, lástima y consuelo, según hablaba de las penas del explotado, del que sin sufrirlas directamente las comprende o del que por un sentimiento altruista se complace en presentar un ideal ultra-revolucionario de paz y fraternidad. Lo raro del caso es que no sabía hablar español y hablando francés, que entendíamos a medias algunos de los presentes, o, en italiano, que sólo comprendimos un poco por analogía, quien más quien menos no sólo nos identificábamos con sus pensamientos, sino que a merced de su mímica expresiva llegamos todos a sentirnos poseídos del mayor entusiasmo (...). Tres o cuatro sesiones de propaganda nos dio Fanelli, alternadas con conversaciones particulares en paseos o en cafés (...). Nos dejó ejemplares de los Estatutos de la Internacional, Programa y Estatutos de la Alianza de la Democracia Socialista, reglamentos de algunas sociedades obreras suizas y algunos periódicos obreros, entre ellos unos del Kolokol con artículos de Bakunin (...).(1). Esta labor propagandística dio sus frutos, ya que se consiguió la creación de un primer núcleo de la AIT y de la Alianza, de hecho Fanelli lo mostraba casi como la misma cosa. Hemos de tener en cuenta que él es un enviado de la Alianza y que, durante su viaje, no sabía nada de la negativa del Consejo Federal de Londres en admitirla, cosa que llevó a la disolución pública de la Alianza y su posterior adhesión como secciones regulares de la AIT. En este primer núcleo destacaban los artesanos, aunque casi todos con simpatías o activismo en la órbita del republicanismo federal. El núcleo fundador se compuso de Ángel Cenegorta, sastre; Manuel Cano, pintor; Francisco Mora, zapatero; Marcelino López, zapatero; Antonio Cerrudo, dorador; Enrique Borrel, sastre; Anselmo Lorenzo, tipógrafo; José Adsuar, cordelero; Miguel Lángara, pintor; Quintín Rodríguez, pintor; Antonio Gimeno, equitador; Enrique Simancas, grabador; Ángel Mora, carpintero; Tomás Fernández, tipógrafo; Benito Rodríguez, pintor; Francisco Córdoba, periodista; Juan Jalvo, pintor; Tomás González Velasco, tipógrafo; Tomás González Morago, grabador; José Posyol, tipógrafo y Julio Rubau Donadeu, litógrafo. Este primer núcleo, por otro lado, creó tres comisiones para empezar a funcionar, formando parte de cada comisión 7 personas. Las comisiones eran la de administración, la de correspondencia y la de propaganda. Sin embargo hemos de tener en cuenta que la evolución de la sección de Madrid no fue muy estable, ya que habían muchas diferencias internas y la sombra del republicanismo era muy fuerte, provocando que muchos abandonaran la sección, quedando de una manera estable personalidades como Anselmo Lorenzo, Tomás González Morago y algunos jóvenes.




                Tras la creación de un núcleo en la capital del estado, Fanelli retornó a Barcelona en enero de 1869. Allá siguió el esquema de Madrid, entró en contacto con núcleos interesados en el tema y presentó los estatutos de la AIT y de la Alianza y fomentó la creación de un nuevo grupo en Barcelona. Personalidades que desde un inicio o poco después se interesaron el tema fueron José Luís Pellicer, Rafael Farga Pellicer,Vilardaga, Ramón Cortana, García Viñas, Gaspar Sentiñón, Trinidad Soriano, Antonio González Meneses, el abogado Rius, entre otros jóvenes. Hemos de destacar que antes de partir hacia Barcelona, Guisasola publicó en La Igualdad, el mensaje de la sección de Ginebra de 1868 (emitido el 26 de diciembre) sobre la nueva situación en el estado español. El grupo de Barcelona, a diferencia del madrileño, se compuso desde sus inicios de intelectuales más que de artesanos u obreros, ya que destacaban algún médico, un abogado, diferentes estudiantes, etc.

                En estos primeros meses de vida de las secciones de la Internacional debemos tener en cuenta que la mayor parte de sus miembros habían formado parte o aún formaban parte de los sectores más radicales del republicanismo federal y que la formación era aún muy precaria en cuanto a las nuevas ideas que trajoFanelli. Aun así el núcleo barcelonés al poco de comenzar sacó el periódico La Federación, el cual aún tenía ciertas rémoras pro-republicanistas. Poco a poco el crecimiento cuantitativo se fue produciendo, con adhesiones a los dos núcleos de la Internacional. Por ejemplo en el año 1869 el Centro Federal Andaluz de Sociedades Obreras se adhirió a la AIT, como esta fueron varias las adhesiones de sindicatos y asociaciones obreras durante estos primeros tiempos.

                Al parecer estos núcleos intentaron establecer contacto con el Consejo de Londres de la AIT, pero no recibieron respuestas por parte del mismo, sin embargo Bakunin mantenía correspondencia y contacto con los mismos, como lo demuestra la comunicación de la celebración del IV Congreso de la AIT en Basilea. Estos contactos directos de Bakunin se produjeron, al menos, con Rafael Farga Pellicer en Barcelona y RubauDonadeu en Madrid. Posteriormente el periódico La Federación lo comunicó públicamente (la celebración del Congreso de la AIT). A ese congreso fueron Rafael Farga Pellicer y Santiñón, ambos miembros del núcleo de Barcelona. En ese congreso se empezaron a palpar las diferencias internas ya existentes en la propia Internacional, aunque al final todo se resolvió con tranquilidad. A su regreso de Suiza los delegados se posicionaron de forma más decidida por las posiciones bakuninistas y asumieron que los ideales republicano-federales no debían de ser asumibles por los diferentes adheridos a la Internacional. IgualmenteLa Federación publicó las actas del Congreso para su difusión.

                La propaganda de estos núcleos fue en aumento, logrando rápidamente más de un centenar de secciones obreras, así como las primeras huelgas y presiones policiales a los núcleos favorables a la AIT. Pese al aislamiento de los dos núcleos iniciales, Madrid y Barcelona, la idea de celebrar un congreso cada día tomaba más fuerza, ya que se buscaba mayor consistencia y mejor coordinación entre los diferentes núcleos y secciones obreras adheridas. Hemos de tener en cuenta que dentro de los internacionalistas existían diferencias teóricas de criterio, pese a asumir todas ellas unos mismos estatutos (de los núcleos), y que algunas tácticas y aspiraciones eran bien distintas. Al final, tras diferentes debates se decide convocar un Congreso para el año 1870, que sirviese para establecer de manera más firme la Internacional en el estado español. Aun así los internacionalistas en estos años se fueron separando poco a poco del movimiento republicano-federal, que tras el desastre del intento insurreccional de octubre de 1869 empezaron a perder credibilidad entre los sectores más populares del estado español, provocando un alejamiento entre la AIT y los republicano-federales, tal y como se mencionaba en un artículo de La Federación del 12 de junio de 1870:Las clases trabajadoras y la política (...) Empezaremos por declarar que no estamos de acuerdo con lo que hicimos al comienzo de la Revolución de Septiembre de 1868. Hemos cometido un error y reconociéndolo hoy nuestra lealtad reclama que nos confesemos culpables porque lo fuimos (...). Estamos ya fatigados de ir de la república a la monarquía y de la monarquía a la república sin encontrar cambios sustanciales en nuestra condición obrera (...) Los pueblos se sublevan contra las medidas limitativas a la Libertad (se refiere a la insurrección republicano-federal de octubre de 1869) y gentes tales como Castelar, Figueras, Pi y Maragall, que son los miembros más avanzados en las Cortes, lejos de participar en el movimiento insurreccional, conminaron a los insurrectos a deponer las armas o ponerse al lado del gobierno so pretexto de la conveniencia de no suscitar trastornos (...).(2).De esta manera podemos apreciar como en estos primeros años el movimiento obrero más radical, que formó parte de la Internacional abandonó la alianza con los sectores republicanos federales para crear un movimiento propio, aunque aún los lazos con ellos no se rompieron de manera definitiva, cosa que se hará casi realidad tras la evolución política del régimen del 68 y el advenimiento de la 1ª República...

La Alianza de la Democracia Socialista

                El 2 de septiembre de 1867 se reunió el Primer Congreso de la Liga por la Paz y la Solidaridad (Liga de la Paz), con el objetivo de oponerse a una posible guerra en Europa, en especial entre Francia y Prusia. En ella predominaban demócratas, intelectuales y republicanos, aunque también asistieron diferentes internacionalistas tradeunionistas, el mismo Bakunin que ese año ingreso en la AIT, etc.-. En este Congreso, pese a resultar rechazadas sus propuestas, Mijail Bakunin obtuvo bastante reconocimiento por sus planteamientos en sus intervenciones. Al año siguiente, en el II Congreso de la Liga de la Paz, tras resultar nuevamente derrotados los planteamientos bakuninistas, la minoría de ese Congreso partidaria de las resoluciones bakuninistas se reunieron y decidieron crear la Alianza de la Democracia SocialistaLa minoría de La Liga de la Paz y de la Libertad, habiéndose separada de esta Liga, a consecuencia del voto de la mayoría del Congreso de Berna, que se ha pronunciado formalmente contra el principio fundamental de todas las Asociaciones Obreras: el de la igualdad económica y social de las clases e individuos(...) Varios miembros de esta minoría, perteneciente a diferentes naciones nos han propuesto organizar una nueva Alianza Internacional de la Democracia Socialista, integrada completamente en la gran Asociación Internacional de los Trabajadores, pero dándose por misión especial el estudio de las cuestiones políticas y filosóficas sobre la base misma de los principios de la igualdad universal y real de todos los seres humanos sobre la tierra(3) (ver anexo nº1 para su programa y su reglamento). Esta organización, años después, con las disputas en el seno de la AIT entre marxistas ybakuninistas, sería acusada de ser conspiradora y fuente de manipulaciones en el seno de la misma Internacional. La verdad, es que viendo sus reglamentos y su programa se puede apreciar que el objetivo deBakunin era crear una Asociación encargada de temas políticos y filosóficos, en cierta manera independiente, pero adherida a los principios de la Internacional, ya que consideraba esta más apta para temas económicos y sociales. Se podría decir que la Alianza bakuninista, en un principio, sería una especie de partido políticode corte colectivista. Sin embargo, poco después de su creación se decidió enviar la propuesta de adhesión al Consejo General de la AIT, el cual rechazó la adhesión de la Alianza, más concretamente, se rechazaron todos los artículos referentes a las relaciones con la AIT y el ser admitida como rama. Esta respuesta fue acogida de mala manera, a principios de febrero de 1869, por los aliancistas, algunos, tales como Becker propuso romper con la AIT, pero a propuesta de Bakunin y de Perron, se decidió disolver el Directorio Central y sus comités locales, para reorganizarse como secciones de la AIT. Esta decisión sí que fue aceptada por el Consejo General de la AIT. Cabe decir, de una forma bastante lógica, que los contactos entre los antiguos núcleos internacionales de la Alianza debieron de continuar existiendo, como lo demuestra la correspondencia existente entre los mismos, y que las secciones de la AIT fundadas por miembros de la Alianza seguirían estos postulados. Marx vio numerosos fantasmas en la Alianza bakuninista, aunque es posible que las diferentes secciones pro-bakuninistas tuviesen líneas de actuación similares, aunque nunca llegaron a dominar el Consejo General de Londres, cosa que Marx y Engels a base de manipulaciones y artimañas sí que lo hicieron.

                Sin embargo, hemos de tener en cuenta que cuando se fundó la Alianza, en el momento que se envió su adhesión a la AIT, Fanelli fue enviado a España para crear una sección de la Alianza a la par que una sección de la AIT. Los primeros núcleos, los de Madrid y Barcelona, eran al mismo tiempo secciones de la Alianza y secciones de la AIT. De nada se sabía que en ese momento la propuesta de la Alianza se rechazó en el Consejo General de la AIT, ni que la Alianza se disolvía en favor de reorganizarse como secciones de la Internacional Obrera. Esta confusión queda patente en la carta de Farga Pellicer, miembro de la sección de Barcelona, aBakunin en agosto de 1869: Ya he escrito a Rubau diciéndole que conteste a vuestra carta. En la sesión del domingo próximo comunicaré a mis amigos de l’Internationale (sección de Barcelona) vuestra carta y vuestro deseo que los más demócratas, socialistas y radicales formen parte de la Alianza. Por lo que a mí toca, acepto completamente todo lo consignado en el librito que me ha enviado(4). Esta carta ha suscitado diferentes debates, para algunos es una muestra de que la Alianza existía desde que se creó la Internacional en España, para otros es producto del confusionismo creado por Fanelli al hablar indistintamente de la Alianza y de la AIT. Personalmente pienso que desde que existe la Internacional en el estado español también existió la Alianza bakuninista, de hecho, el propio programa del núcleo madrileño era el mismo que el de la Alianza, sin embargo en estos primeros años existía, sin duda, cierto confusionismo entorno a la misma y sus funciones (también sobre la propia AIT). No podemos afirmar que en esos momentos la Alianza en España fuera una organización definida ni con unos objetivos claros. Es cierto que los contactos entre los aliancistas del estado español con Bakunin eran reales y estables, incluso que las ideas bakuninistas, gracias a ese contacto directo, fueran las primeras en llegar al estado, pero no podemos afirmar que en el año 1869, ya disuelta oficialmente, la Alianza bakuninista fuese una organización conspiratoria. Lo que sí que podemos afirmar es que los lazos de afinidad existieron durante mucho tiempo entre los diferentes núcleos anarquistas internacionales, al igual que pudieron existir vínculos similares entre otras corriente ideológicas en el seno de la Internacional. Sin embargo, en los años 1871 y 1872, las disputas entre anarquistas y marxistas se saldaron con muchas calumnias, posiblemente una de ellas era la relacionada con la existencia de la Alianzabakuninista en un ámbito internacional, como organización paralela con el objetivo de dirigir la AIT. Para tal fin se utilizó a menudo, gracias a las confidencias de Lafargue a su suegro (el mismo Marx), la existencia de una Alianza en el seno de la FRE como prueba de la existencia de una organización secreta bakuninista. En lo que Marx falló, o sencillamente ignoró, es que la Alianza creada en 1868 por Bakunin tras el II Congreso de La Liga de la Paz y la Alianza creada oficialmente en 1870 en Barcelona, pese a ser similares en la formas (colectivistas) eran diferentes en varios aspectos. La de 1868 se definía como rama de la AIT, la alianza creada en España, con artículos idénticos pero con otros completamente diferentes, decía lo siguiente: La Alianza de la Democracia Socialista Española estará constituida por miembros de la Asociación Internacional de los Trabajadores y tendrá por objeto la propaganda y el desarrollo de los principios de su programa, el estudio y la práctica de todos los medios propios para alcanzar la emancipación directa de la clase trabajadora (...) La Alianza influirá cuanto pueda en el seno de la Federación obrera local para que no tome una marcha reaccionaria y antirrevolucionaria"(5). Una cosa es afirmar la similitud entre las dos Alianzas y otro bien diferente es afirmar que es la misma. De lo que sí que pudo haber acusado Marx a Bakunin es el haber tenido en su círculo íntimoa diferentes internacionalistas españoles, pertenecientes a la Alianza española. Si de verdad existió o no unaAlianza Internacional como la de 1868 de poco importa, pueden existir indicios y pruebas de la existencia deAlianzas locales, pero pocas o ninguna prueba de una Alianza Internacional, más allá de meras relaciones personales, cosa que, por otro lado, Marx supo cultivar también de una manera bastante, como mínimo, evidente para comparaciones y opiniones véase anexo 1 y anexo 2-.

                Retomando el tema de la fundación oficial de la Alianza en el estado español hemos de situarla en el contexto inmediatamente anterior al I Congreso de la FRE de 1870. Antes del Congreso Obrero, en Barcelona se manifestaban 4 tendencias, tres de ellas con bastante fuerza en el Centro Federal. Una, la societaria, partidaria del trabajo seguro, buen jornal y el pan barato, similar al sindicalismo tradeunionista británico, otra tendencia era la republicano-federal, influenciada por las ideas, entre otros, de Pi i Maragall y Fernando Garrido. Esta tendencia era partidaria de la participación política y de un cierto interclasismo (fusión de clases inspirada por la doctrina fourierista), la anarco-colectivista y, por último, la cooperativista, organizada sólidamente en Catalunya, al menos, desde 1865, destacando personalidades como José Roca y Galés, Antonio Gusart, Ramón Vieta, Pedro Freixa y Ramón Cartaña, favorable a la participación política y al cooperativismo como ideal de lucha.

                Estas tendencias, en especial la cooperativista, empezaron una campaña para intentar reafirmar sus propuestas ante el Congreso. Farga Pellicer y Sentiñón, los cuales mantenían correspondencia con Bakunin y lo habían conocido en persona, ante tal panorama decidieron crear formalmente la Alianza, para de esta forma evitar que la futura FRE optase por principios e ideales contrarios a las tesis colectivistas. En el grupo de Barcelona, construido a finales de abril de 1870, formaban parte Sentiñón, Farga Pellicer, García Viñas, Antonio Pellicer, Gabriel AlbajésF.Albajés, José Pamies y Jaime Balasch, a los que al poco se les sumarían Pedro Gaya, A.Mariné, Juan Sánchez, J.Padró, Miguel Batllé y el francés Charles Alerini. (véase anexo nº2 para su programa y estatutos). En Junio de ese mismo año García Viñas se trasladó a Madrid con el objetivo de formar en dicha ciudad un núcleo de la Alianza, aunque sólo González Morago se adhirió, ya que el resto de la gente consultada creía que si era una organización secreta era peligrosa y que si era pública podría dar lugar a una dualidad. Sin embargo antes del Congreso de 1870 hay constancia de la existencia de grupos de la Alianza también en otras ciudades como Palma de Mallorca, Valencia o Sevilla.

                La historiografía ha dado diferentes visiones sobre la Alianza española, una ha tenido una visión muy negativa sobre la misma, presentándola como un instrumento maléfico a las órdenes de Mijail Bakunin, más o menos en la línea que la presentaba Karl Marx en la época: (...) El movimiento obrero español fue inspirado desde el principio por la A. de la D. S., a la que pertenecieron todos sus elementos directores, incluso aquellos que fueron más tarde el núcleo del partido socialista. En comunicación constante con Bakunin y con las secciones ginebrinas, recibían de allá las pautas a seguir y a veces hasta el texto de los acuerdos que deberían votar los Congresos españoles. Convencidos aquellos hombres de que las masas obreras estaban incapacitadas para comprender y sentir la redentora doctrina, se valían de ellas como instrumentos inconscientes para su actuación. Antes de cada Congreso, los aliancistas se reunían clandestinamente y deliberaban y acordaban punto por punto el programa de la Asamblea, y las resoluciones que habían de adoptarse; y como los delegados pertenecían casi todos a la Alianza, por ser los militantes más inteligentes y resueltos de cada sección o por los amaños que se ponían en juego para lograr el triunfo de sus candidaturas, los no iniciados en ella, desorientados y sin ideas claras de los problemas a debatir, se dejaban llevar por la mayoría, y los acuerdos se adoptaban a casi siempre por unanimidad (6). Por otro lado también existe una visión más benévola con respecto a esta organización, tal y como lo explicaba Anselmo Lorenzo: Si no hubieran estado en Barcelona Viñas, Soriano, Meneses y Ferrán, andaluces y privilegiados todos; si Rafael Farga no hubiera ido al congreso de Basilea donde recibió la sugestión directa de Bakunin, además de inspirarse en las ideas de los fundadores y cooperadores de la Internacional; si no hubieras estado Gaspar Sentiñón que con sus grandes y enciclopédicos conocimientos y su constancia supliera las deficiencias, reemplazara a los perezosos y por su aspecto vulnerable fuera como la personificación de la idea; si, en fin, no se hubieran agrupado los inteligentes, los activos, los buenos en la sección de la Alianza de la Democracia Socialista, y hubiera debido esperarse que las corporaciones obreras por sí mismas, por evolución efectuada por sus propios medios, hubieran entrado en la Internacional, los obreros catalanes no hubieran sido jamás internacionales (...) (7). Seguramente las dos visiones dicen cosas ciertas, sin embargo debemos de entender que la FRE, al igual que los sindicatos obreros, normalmente tienen un funcionamiento interno democrático, y no debemos de olvidar, pese a que los primeros anarquistas veían a la asamblea democrática como la mejor manera de auto-organización, que la Democracia es una fuente de poder y de autoridad. En un clima de asambleas democráticas es habitual que un grupo determinado de gente prepare las asambleas, también es habitual el copamiento de cargos para poder llevar las riendas de la organización, al igual que también es cierto que la mayor parte de los afiliados apenas podían tener tiempo para ejercer responsabilidades dentro de la organización. Por eso es habitual que determinados círculos funcionen dentro de estas asambleas como partidos políticos. Cuando se fundó la Alianza en 1870, no debemos de olvidar que existían otras corrientes, incluso mejor organizadas, tal como la cooperativista, por lo tanto si los anarquistas de entonces no querían que la FRE fuese feudo de las otras tendencias optaron por organizarse como grupo de presión, similar a un partido político, dentro de la AIT. Sencillamente esto fue la Alianza. Por otro lado, y bajo un punto de vista anarquista, toda una bajez moral, sin embargo no debemos de olvidar que ellos aceptaban la democracia directa, por lo tanto, y bajo el punto de vista de la época, no existía ninguna amoralidad en asociarse, en base a la afinidad, en la Alianza para dirigir el rumbo de la AIT. Si sus propuestas fueron las hegemónicas debieron de ser porque entre las existentes fueron las que mejor convencieron a los obreros, otra cosa es afirmar que detrás de este convencimiento existiera un cierto engaño. Por otro lado no debemos de olvidar que la mayor parte de los movimientos socialistas, en especial el marxista y en menor grado el anarquista, solían creer en la teoría de vanguardia revolucionaria. Es decir, pensaban que la sociedad estaba compuesta de una gran masa no politizada que se radicalizaba o se volvía más reaccionaria según la fuerza de la vanguardia revolucionaria o la vanguardia reaccionaria. De esto al mero politicismo sólo había un paso.

                Sin lugar a dudas el rumbo de la FRE era dirigido por la Alianza, pero tampoco debemos de presentarlos como conspiradores o manipuladores convencidos, ni como santos del ideal. Eran personas de su época y pese a ser socialistas (en un sentido amplio), tenían muchas influencias y rémoras de los ideales republicano-federales y democráticos. Incluso, podemos afirmar, que a día de hoy muchos anarquistas, por ejemplo, siguen teniendo estas rémoras, estando más próximos a demócratas radicales que a anarquistas, contrarios a cualquier autoridad. Incluso estudiosos de los movimientos sociales del s. XIX, tales como el profesor de la UAB, Alejandro Andreassi Cieri, afirman que los movimientos sociales socialistas del s. XIX tenían como objetivo una sociedad democrática radical, y parte de razón no le falta, aunque con el avance del siglo, al menos en las ideas anarquistas, se rompen muchos de estos prejuicios y se establecen unos ideales más coherentes y rupturistas. Aunque en el anarcosindicalismo posterior retoma este tipo de funcionamiento democrático, que ocasionó también la aparición de corrientes que se establecieron de manera similar a la Alianza de la Democracia Socialista (el trentismo y el faísmo, por ejemplo).

                La primera gran crisis de la Alianza se inició en el año 72, que incluso la llevó a su disolución pública en el Congreso de Zaragoza, aunque de manera secreta siguió existiendo. Esta crisis se originó a causa de la pugna entre anarquistas y marxistas por el control de la FRE. Al final el control organizativo lo siguió teniendo la Alianza, sin embargo el precio fue bastante caro: escisión en Madrid (Nueva Federación Madrileña) y divisiones dentro de la propia Alianza, ya que muchos de estos marxistas, tales como José Mesa, Pablo Iglesias o Francisco Mora fueron miembros de la Alianza. Durante el año 1872 fue el momento de mayor inestabilidad para la Alianza, ya que el propio Consejo Federal de la FRE estaba en manos marxistas, sin embargo, los principales centros de decisión, tales como el grupo aliancista barcelonés, siempre se mantuvieron fieles a las ideas bakuninistas. Sin embargo las maniobras marxistas fueron bastante contundentes, ya que intentaron anular y exterminar a la Alianza, promoviendo la creación de grupos llamados Los defensores de la AIT, que, en pocas palabras, deberían de ejercer la misma función que la Alianza pero bajo parámetros aún más autoritarios. Y, lo que resultó peor para la Alianza, en Julio de 1872, desde el periódico La Emancipaciónse difundieron todos los nombres de los aliancistas españoles que conocían, dando una gran muestra de bajeza moral, no tanto por hacer públicos esos nombres, más bien por ejercer de confidentes policiales, y todo por el intentar controlar la FRE. Realmente penoso. Resulta curioso que casi todas las acusaciones que Marx, desde su poltrona en el Consejo General de Londres, vomitó contraBakunin, las podría haber asumido tranquilamente como propias, ya que Marx y sus séquito manipularon, no respetaron estatutos, realizaron funciones propias de confidentes policiales, etc.

                Ya en los años de la Restauración borbónica, con la FRE en la clandestinidad, el control organizativo de la Alianza se hizo más patente, ya que las estructuras clandestinas daban mayor poder al Consejo Federal, controlado por miembros de la Alianza. En esos años la táctica a utilizar era el uso de la fuerza y la insurrección, aunque tras el desigual éxito en diferentes zonas gran parte de Andalucía la vio como una táctica organizativa y práctica coherente con el panorama andaluz, especialmente en las zonas latifundistas rurales, sin embargo en la industrializada Catalunya esta táctica no fue del todo bien acogida, siendo más teórica que práctica-, las divisiones en el seno de la Alianza se hicieron visibles. Esto conllevaría a su segunda crisis que la llevó a la desaparición, ya que se produjeron expulsiones dentro de ella (el propio Anselmo Lorenzo) y divergencias tácticas -la Alianza barcelonesa se mostró partidaria en los últimos años de la década de los 80 de tácticas legalistas y sindicales, mientras los grupos del sur en Andalucía siguieron siendo partidarios de la táctica insurreccional-. Por otro lado, la centralización cada vez más fuerte de la FRE, las disputas internas dentro de la Alianza y la propia clandestinidad hicieron que muchos afiliados empezaran a ver de manera bastante desacreditada a la Alianza y la propia FRE. Hay una anécdota conocida en un sindicato de la FRE clandestina que muestra muy bien esta situación. Al parecer se debían de escoger nuevos cargos para el Consejo Federal, como los afiliados no conocían a los candidatos, solían votar el que tuviese un nombre que mejor les sonase. Al parecer en ese sindicato, de Andalucía, al secretario le debió de gustar un nombre catalán, pero al pronunciarlo al resto de los afiliados lo hizo de una manera tan mala que todos estallaron a carcajadas...

                Ante este panorama de decadencia, la FRE y la propia Alianza se disolvieron entre 1880 y 1881. Sin embargo, en 1881, tras la posibilidad de volver a la legalidad, los grupos ex aliancistas favorables a las tácticas legalistas y sindicales participaron activamente en la creación de la nueva FTRE (Federación de Trabajadores de la Región Española), copando muchos de los cargos y puestos de relevancia en la nueva organización. Aunque en aquellos años de la Alianza sólo quedaban viejos contactos y poca cosa más.